Una Merienda Bíblica

Por Josiah Derby
Traducción: Isabel Mardones Rosa.

La Misteriosa Bet ¿Cuántas veces en nuestras vidas hemos recitado la Shemá, y cuántas veces nos hemos preguntado qué está haciendo la Bet en la última palabra ubisheareja? ¿Es que esta Bet significa "en" ("por sobre"), ya que la frase se traduce "en tus umbrales o entradas"?

Cuando consideramos los motivos psicológicos, teológicos y antropológicos para escribir las palabras en los umbrales de la casa, encontramos que no se aplican a las entradas o portales, incluso si estas entradas de las ciudades tuvieran umbrales de puertas. ¿Es que la Bet es un error de los escribas? No, porque cuando este mandamiento es repetido en el segundo párrafo de la Shemá, la Bet sigue ahí. Entonces, ¿qué es lo que nos dice la Bet? Pienso que la Torá demandó que cada ciudad y aldea con una entrada erigiera una estela con las "palabras" inscritas en ella en la plaza frente al portal o entrada, porque allí es donde se congregaban los sabios para juzgar todo tipo de asuntos como muestra el Libro de Rut. Esta sugerencia deriva de la famosa estela de Hamurabi con su Código inscrita en ella.

David y los Profetas Post-Exilio Un lector preocupado de los profetas post-exilio se asombraría por el hecho de que a diferencia de los profetas de antes del exilio, para los cuales la dinastía de David juega un rol básico en su escatología, en los profestas post-exilio no figura en absoluto. David nunca es mencionado excepto una vez en una frase de tres palabras, que en la opinión de la mayoría de los estudiosos, es histórica y no escatológica (Is. 55:3). Ellos no visualizan la restauración de la monarquía Davídica dentro de la futura redención de Israel.

Sugiero que existen tres razones adicionales que explican por qué los profetas post-exilio le dieron la espalda a la dinastía de David. La primera, pienso yo, es que sintieron que una profecía referida a la venida de un rey Davídico no constituía un acto de gratitud por el tratamiento benigno y favorable que recibieron los judíos a manos de Ciro, Darío y sus sucesores. En segundo lugar, al mirar las deplorables actividades de los reyes Davídicos del pasado, no podían estar seguros que los futuros retoños de la Casa de David serían algo mejor. Y tercero, la historia ha demostrado que un reino pequeño, como Judea siempre lo había sido, no constituía una entidad viable en medio de las luchas de poder entre los grandes imperios de la región. La única esperanza de Israel era mantenerse como un "reino de sacerdotes" bajo el dominio del Todopoderoso.

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