Resumen Semanal de la Parashá

Iaakov se asienta en Canaán. Iosef era su hijo menor y predilecto, envidiado por sus hermanos.  Iosef tiene dos sueños en los cuales él es el eje central, y sus hermanos y sus padres giran y se inclinan ante él. Iosef es odiado por sus hermanos, quienes planifican su muerte; pero finalmente es vendido a mercaderes ismaelitas y llevado a Egipto. Los hermanos deciden ensangrentar la túnica de Iosef con sangre animal, informando a su padre de la muerte de Iosef a manos de una fiera feroz.  Iosef es vendido a Potifar (cortesano del Faraón), quien lo pone a cargo de su casa y de sus pertenencias.

La esposa de Potifar intenta seducir a Iosef, quien se resiste y es acusado por  esta de intento de violación y encarcelado.  En la prisión conoce al jefe de panaderos y al jefe de escanciadores, quienes le relatan sus sueños. Iosef los interpreta, y le pide al copero que no lo olvide y lo ayude a salir de la cárcel, pero él lo olvida.

En esta Parashá también se nos cuenta la historia de Iehudá y Tamar con las leyes de levirato y el onanismo. 

Mensajes para la Vida
 

Shivim panim la Torá... "Como un martillo que golpea una piedra y la rompe en muchos pedazos, y cada uno conserva la esencia de la original con sus propios matices" (Rashi)
Así es la interpretación de la Torá...

 

En la Parashá de esta semana vemos que Iosef, a pesar de encontrarse en situaciones límites como es el ser traicionado por sus hermanos, alejado de su padre, y posteriormente esclavizado en tierras lejanas, no se entrega ni se deja dominar por las circunstancias.  No abandona su enorme fe en D’s. Todo lo contrario, es esta la que le permite destacar como un gran hombre en la corte del Faraón.

Iosef estaba  acompañado por D’s, como lo dice el texto "Y el Eterno fue con Iosef, por lo que prosperó estando en la casa de su propio amo." (Gen: 39.2), y además el así lo sentía y lo hacia saber sin ocultar su fe, de lo que se percata incluso Potifar, "Y vio su amo que el Eterno era con él..." (Gen: 39.3)  Así Iosef recalca su fe, incluso en la esclavitud, la que lo lleva a no sentir resentimiento alguno por la situación en la que se encuentra.  La fe de Iosef, su corrección y rectitud son tan evidentes que, incluso un pagano como su amo, las puede distinguir y reconocer.

Resistiendo el ofrecimiento de la esposa de Potifar, Iosef hace uso de la libertad de elegir que le fue dada a los hombres, domina sus instintos y nos señala un camino a seguir, cual es el de hacer el bien ante D's y cumplir con las Mitzvot.

Ben Zoma, un sabio del siglo II e. c. señalo que "Poderoso es quien conquista sus impulsos malvados".  En los tiempos en que vivimos, en los que asociamos el poder a la posesión de bienes materiales y a la fuerza exterior, donde existe la tentación de buscar el camino fácil, y los valores se relativizan y los acomodamos a nuestros objetivos personales, Iosef nos muestra que el verdadero poder está en nuestro interior, el verdadero reto en la vida no esta en dominar a los otros, sino a nosotros mismos.  Nos señala, además, que no importa cuán profundo hayamos caído, D’s está siempre junto a nosotros, y que la solución de nuestros males no pasa por torcer el camino.

Iosef, prefiere su sacrificio personal y no abandonar el camino que D’s ha trazado para los hombres.  Hoy en que se viven tiempos difíciles, y la presión por el éxito nos tienta a probar el camino fácil (y ocasionalmente inmoral), un Iosef plenamente vigente nos enseña que justamente cuanto mayores son las dificultades por las que pasamos, más debemos aferrarnos a la forma de vida que nos ha sido dada  a través de la Torá.  

Cuántos hombres y mujeres hoy día, ante la menor dificultad, sin estar ni remotamente cerca de vivir una problemática como la que vive Iosef, harían gala del auto control que el nos muestra? Esta pregunta hay que contestarla pensando en nuestras acciones diarias, en cómo nos relacionamos con nuestros semejantes, con nuestra comunidad, en la educación que damos a nuestros hijos, en si vivimos o no como judíos íntegros, incluso cuando no hay nadie mirando. Es en los momentos de desgracia donde se prueba la grandeza y el poder de los hombres, y Iosef nos muestra que es un hombre poderoso pues posee la fuerza interior que le da la fe y que le permite sobreponerse a las dificultades sin abandonar sus valores.

(Basado en comentarios de los Rabinos Marcos Edery  e Ismar Schorsch)