|
|
|
Resumen de la Parashá Ki tetzé |
|
Esta semana leemos una Parashá maravillosa, de donde quisiera destacar algunos puntos que representen un pequeño homenaje a la mujer judía. Dice una de las partes de la Parashá –que recuerdo con una mezcla de orgullo por la tradición de Israel y de dolor por la condición humana– “Si alguien encuentra en su camino algún nido de pájaros en un árbol o en el suelo, con polluelos o huevos, y la madre echada sobre ellos, no debe quedarse con la madre y los polluelos; debe espantar a la madre y quedarse solo con los polluelos. Así será dichoso y tendrá una larga vida.” Y es aquí donde siento orgullo por la sabiduría del judaísmo. Si te encuentras un nido y quieres los huevos, entonces primero espanta a la madre... Esto podría interpretarse como un concepto humanitario, no hacer sufrir a la madre. Entonces, algunos podrían pensar que no hay diferencia entre el sufrimiento de una madre, ya sea humana o animal. Pero hay un comentario maravilloso que encontré del Rabino Iosef Jaim Sonenfeld que nos dice que esa filosofía está equivocada. Él nos pregunta: ¿Dónde se ha visto que una madre abandone el nido? Por más que la espanten, alzará las alas y con su mucha o poca fuerza, hará lo que sea por defender el nido, por lo que siempre se ha visto a la madre caer por sus hijos... Y una madre no se escapa del cazador si es que tiene su cría allí, sino que saca fuerzas de coraje, porque una madre siempre defiende a sus hijos. Entonces termina diciendo que como hay que respetar ala madre, si la madre está presente, los hijos terminarán salvándose... Es por eso, mis amigos, que justamente esta Parashá que se llama “Ki Tzetzé la Miljamá” “Cuando salgas a la guerra” trae esta frase que acabamos de analizar. Porque tenemos varias guerras y varios frentes en los que estamos peleando. Un frente, aunque tal vez alejado de nuestra geografía es el más cercano a nuestros corazones, es el de Israel. Donde hay una lucha sin par y donde la mujer está al frente, o quizás detrás del frente, en la casa, recibiendo al soldado, ayudando al herido, educando al país. Pero hay otra guerra que tenemos más cercana en lo geográfico, y es la guerra contra la asimilación, contra la pérdida de lo más preciado... nuestro pueblo judío. Y frente a esto, frente a este intento de romper el nido, de donde quieren sacarnos a nuestros pichones, donde quieren sacarnos a una generación entera, si la madre permanece en el nido, nadie lo podrá mover. Por eso, querida mujer judía, quiero decirte que de principalmente de ti depende la continuidad del judaísmo. Y quiera D’s bendecirte con sabiduría y fuerza, para que puedas brindar tu ejemplo a la generación venidera. Por el esfuerzo que haces para resguardar a tus hijos, porque así estás resguardando a todo nuestro pueblo. Recuerdo un poema de Bialik que termina diciendo “... si yo tuviera alas, rápidamente volaría al lugar donde las palmeras florecen.” Quiera D’s bendecir a todas las mujeres para que puedan ver crecer a sus pichones, y ver remontar sus alas para volar a la tierra donde florecen las palmeras, a Eretz Israel. Shabat Shalom Rabino Eduardo Waingortin |