Resumen de la Parashá Matot

Estas son las últimas dos Parshiot del libro de Bemidbar. El pueblo se encuentra a punto de ingresar a la Tierra Prometida, a Canaán. En este punto se menciona la muerte de Bilam y se revela la relación que tuvo con el pecado de Baal Peor. Llegados a las fértiles tierras de Moab luego de cruzar el desierto, dos tribus y media (Reubén, Gad y la mitad de Menashé) le plantean a Moshé su deseo de quedarse allí, por ser excelentes tierra para el ganado. Moshé los amonesta por su planteamiento, pero finalmente acuerdan que ellos ayudarían en la conquista de Canaán, más allá del Jordán previo a su instalación definitiva en esas tierras. Luego se menciona todo el itinerario del recorrido por el desierto con todas las estaciones donde se detuvieron los hebreos, y se reitera el mandamiento de asentarse en Eretz Israel.

 

Mensajes para la vida

Estamos terminando un libro de la Torá. Y cuando uno termina algo es un buen momento para hacer un resumen. Estamos en Matot-Masei, y nuevamente el pueblo de Israel viene con planteos a Moshé.

Repasemos algunos de estos.

Hay uno que le hicieron muchas veces y consistía en retornar a Egipto (la añoranza, la seguridad de lo conocido, el temor a la libertad, etc.)

Otro planteo, como por ejemplo el de los espías, tenía que ver con el miedo a la derrota militar y consecuente destrucción del pueblo (porque eran gigantes, etc.)

Pero ahora aparece un factor nuevo, están por entrar a la tierra prometida y vienen dos tribus planteando que no quieren entrar, pero no por añoranza ni por temor a los ejércitos, sino que por conveniencia económica. Ellos ya recorrieron casi todo el camino, pero tienen mucho ganado y las tierra son buenas... Era tanta su riqueza que era inconveniente seguir adelante.

Esto me recuerda a una enseñanza jasídica: “la oscuridad se consigue muy fácil: toma dos monedas y póntelas delante de los ojos... cuando más las acercas, más oscuro  se ve”.

Por eso nos apena tanto la actitud de estas dos tribus. Salieron de Egipto, recibieron la Torá, estuvieron cuarenta años en el desierto, pasaron todas las penurias, las guerras... y cuando están por entrar, por un interés materialista se quieren quedar de costado.

Yo quisiera que pensemos en nosotros, herederos de sobrevivientes, ¿en qué andamos? ¿estamos acaso volviendo a Egipto, enganchándonos en magias y fundamentalismos? ¿oscurecemos nuestras vidas aferrándonos a un materialismo vacío?

A ti, que demuestras interés por la tradición, que quizás vengas a la Sinagoga habitualmente, que ya recorriste una gran parte del camino, te propongo que no te quedes en la puerta de la “Tierra Prometida”, que progreses cada día más en el cumplimiento de las Mitzvot, en el estudio, en incentivar a más gente para que retorne a sus raíces, en ir más a la sinagoga, en ayudar a la comunidad, etc.

De más está decir que Moshé se indignó por la actitud de estas dos tribus. Es más, según el Midrash, de estas dos tribus que se quedaron al Este del Jordán no quedó nada, ya que fueron las primeras en ser expulsadas por los Asirios, como castigo por haber priorizado el interés personal por sobre el de la misión que tenían como pueblo. 

Si ya diste estos pasos, si ya llegaste a la puerta del palacio, que implica una vida judía plena, donde integras tradición y modernidad, donde puedes sentir plenitud, da un paso más y no te quedes en la puerta como estas tribus, porque todo lo que habían logrado, terminaron perdiéndolo.

Shabat Shalom

Rabino Eduardo Waingortin