Resumen de la Parashá Bemidbar

PARASHAT  BEMIDBAR (NÚMEROS 1:1 – 4:20)

 

            Con esta parashá se inicia el cuarto Libro del Pentateuco, que en castellano se ha denominado Números (el nombre hebreo, al igual que el de la parashá, significa: En el Desierto). Ese nombre obedece a que son contados, extensamente, los hijos de Israel, de acuerdo con las tribus y familias a que pertenecen.

            Por orden de Adonai son primero contados los hombres mayores de veinte años, que podían guerrear. Este no fue un trabajo menor, dado los escasos y rudimentarios medios de que disponían, ya que fue encargado a Moshé y Aarón con la asistencia de un representante de cada tribu, también designados por el Todopoderoso. Vale decir que catorce personas en total debieron identificar a esos varones de mas de veinte años en condiciones de pelear, los que alcanzaron una cifra de 603.550, excluidos los levitas, a quienes el Señor les tenía asignadas otras funciones.        

            El recuento, según las tribus, fue el siguiente:

            Rubén                                      46.500

            Simeón                                    59.300

            Judá                                         74.600

            Isacar                                       54.400

            Zabulón                                    57.400

            Efraín                                       40.500

            Manasés                                  32.200

            Benjamín                                  35.400

            Dan                                          62.700

            Aser                                         41.500

            Neftalí                                      53.400

 

            Como se señaló, los levitas no fueron considerados en este recuento de hombres de armas, porque ellos estaban destinados a cumplir labores relacionadas con el culto. Entre sus obligaciones estaban el armado, desarmado, empaque y transporte del Tabernáculo y sus utensilios, además del cuidado de los mismos, prohibiéndose al resto del pueblo el acercarse a estos bienes.

            Luego el Señor dispuso la ubicación que cada tribu debía mantener, tanto durante la marcha  como cuando acamparan. En toda ocasión debían rodear al Tabernáculo de Reunión, de manera de mantenerlo protegido, en cuatro grupos de tres tribus cada uno, que se situaban al norte, oriente, poniente y sur de aquel. Mientras los levitas serían los más próximos del mismo.

            Seguidamente, Adonai ordenó que fueran Aarón y sus hijos los que cumplieran las funciones sacerdotales y que la tribu de Leví se encargara de asistirlos en los servicios y en la custodia y traslado del Tabernáculo. Junto con ello, estipula que los levitas reemplazarán a los primogénitos para los actos del culto, pero manteniendo todos la condición de ser propiedad Suya.

            A fin de saberse cuantos y quienes pertenecían a la tribu de Leví ordena el censo por familias de los varones mayores de un mes, con los siguientes resultados:

De la familia de Gersón (libnitas y simeitas): 7.500

De la familia de Coat (amromitas, jesuanitas, hebronitas y uzielitas): 8.600

De la familia de Merarí (majlitas y musitas): 6.200

Entre ellos se asignaron las tareas relativas al santuario, manteniendo Moshé y Aarón y sus hijos la responsabilidad suprema de ellas. [1]

            Además, D’s ordenó contar a los primogénitos de los hijos de Israel de un mes de edad para arriba, los que sumaron 22.273. Posteriormente ordena que éstos sean redimidos (rescatados) de Su servicio, siendo reemplazados por los levitas y la diferencia (273 primogénitos de Israel) serían redimidos con el pago de cinco ciclos sagrados cada uno, los que fueron entregados a Aarón y sus hijos, siguiendo las órdenes del Eterno.[2] Igual reemplazo se efectuó con los primogénitos del ganado.

            Finalmente Adonai hace contar, y les asigna, a los hombres entre treinta y cincuenta años de la familia de Coat, tareas relativas a las cosas mas sagradas del Tabernáculo, instruyendo a Moisés y Aarón como hacer para que aquellos no muriesen al acercarse a las cosas santas, como había establecido anteriormente.

            Algunos aspectos singulares de esta parashá son:

a)      La diferencia entre la suma de los parciales y el total, en el recuento de los levitas, no considerándose 300 de ellos. Según Rashi, una interpretación rabínica de esta diferencia (Bejorot 5a) dice que ellos eran a su vez primogénitos en sus respectivas familias, lo que los eximía para redimir a otros.

b)      Cuando se enumeran las tribus, señalando su ubicación en el campamento (CAPII), sus nombres se unen con la conjunción “y”, la que está ausente cuando se menciona a Zebulón en que se dice: “luego se situará…”. Según algunos comentaristas ello se debería a una relación particular con la tribu de Isacar, que la precedía, de ayuda en la manutención de los que se dedican mayormente a asuntos espirituales.

c)      En el Capítulo III, versículo 1, se señala textualmente: “Esta es la descendencia de Aarón y Moshé, en el día que HASHEM habló con Moshé en el monte Sinaí”. Sin embargo, a continuación sólo se nombra a los hijos de Aarón. Nuevamente, según Rashi, citando el Sefer Zikaron, se debe a que en ese día Moshé les habló de Torá por primera vez.

En otras palabras y citando a R. Mordejai Katz: “…La Torá no podría haber atribuido equivocadamente los hijos de Aarón a Moshé. Antes bien, la Torá expresa de esta manera un concepto muy importante. Cuando alguien enseña a un niño Torá, este niño es considerado vástago del maestro. Aunque Moshé era tío ge los hijos de Aarón, el hecho que los guiara en los caminos del Señor hace que la Torá también lo considere como un padre. Un mentor de la Torá es, en todo sentido, un padre espiritual de sus estudiantes (Sanhedrin 19b).

SHABAT SHALOM

Héctor Goldfarb


 

[1] Es interesante notar la elevada proporción de hombres dedicados al culto (uno por cada 27 seculares), que debe ser de las mayores entre las religiones conocidas. Ello sería un signo mas de la importancia que D’s le asignó a esta función.

[2] Probablemente esta situación dio origen a la tradición de Rescate del Primogénito (Pidión Haben), aún cuando ya en Éxodo 13 D’s ordena tal rescate.