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Resumen de la Parashá Behaalatjá |
Esta parashá comienza con las instrucciones que Adonai da a Aarón, por intermedio de Moshé, en orden a que las siete luces de la Menorá deben estar orientadas hacia delante.
Surge de inmediato la pregunta. ¿Qué quiere decir hacia delante? Como tantas sentencias en la Torá, el significado no es obvio. El nombre de la parashat (Behaalatjá) es traducido como “Cuando enciendas”, sin embargo la palabra se deriva del verbo Laalot (zelrl), que significa subir o ascender. Así, se podría pensar que la orden apuntaba, como es natural, a que las llamas subieran.
Una interpretación dice que Aarón, personalmente enfrente del candelabro, encendió sus lámparas siguiendo rigurosamente las instrucciones recibidas, hasta que las llamas se elevaran por si mismas.
Nuestros rabinos suponen que había una escalera frente a la Menorá, en la que el Sacerdote debía subirse y preparar las lámparas.
Otra interpretación dice que “hacia delante”implica hacia la cara de la Menorá, que sería su eje central o tronco, de manera que cada una de las tres luces de cada brazo, apuntaría hacia la llama central, confluyendo las siete luces. Se deduciría de aquí, que cada mecha o pábilo era orientable y que, habitualmente, estas estaban apuntadas hacia distintas direcciones, para iluminar un área mayor.
Luego, en el texto, D’s ordena purificar y consagrar a los levitas a Su servicio, en reemplazo de los primogénitos de los hijos de Israel, como ya lo había anticipado, pues éstos habían pecado adorando al becerro de oro. Los levitas debían pasar cinco años aprendiendo para, a partir de los treinta años de edad, atender a los servicios en el Tabernáculo.
Más adelante, el Eterno, establece que el día 14 de Iyar, es decir un mes después de la fecha oficial, se celebrará la Segunda Pascua, para aquellos que, por razones de impureza o lejanía del Tabernáculo, no pudieron asistir en el día específico. En tal oportunidad se ofrecían los sacrificios correspondientes y se comía matzá y hierbas amargas. Es decir, se replicaba el ambiente propio de la celebración.
A partir de la inauguración del Tabernáculo, la nube divina se posa sobre el lugar en que estaba el Arca del Pacto, adquiriendo durante la noche la apariencia del fuego. Ella señalaría los desplazamientos del campamento. Así, al elevarse anunciaba su partida y al detenerse señalaba el sitio para acampar. Mientras la nube se mantenía posada sobre el Tabernáculo, cualquiera fuera la duración de su permanencia, el campamento no se movía y el pueblo todo participaba en los servicios dedicados al Eterno.
A fin de facilitar la transmisión de órdenes al pueblo, D’s ordena a Moshé que se haga dos trompetas de plata. Según la forma de tocarlas (función que correspondía a los hijos de Aarón) podía citar a los jefes o a toda la comunidad a la entrada del Tabernáculo; ordenar la marcha del campamento en el orden predeterminado y en los momentos decididos por el Todopoderoso. También se las utilizaba para partir a la guerra, en festividades, en días de alegría, en Rosh Hodesh y para el momento de los sacrificios.
Posteriormente se narra el traslado del campamento desde el monte Sinaí hasta el desierto de Parán describiendo tal como estaba ya establecido, el orden en que se movían y quienes dirigían cada tribu así como lo relativo al transporte del Tabernáculo.
En esta etapa se despide el suegro de Moshé (Ytró[1]), que vuelve a su tierra.
Vale recordar que cuando se movía el Arca, Moshé decía[2]: “Levántate, OH Eterno y haz que Tus enemigos se dispersen y quienes Te aborrecen huyan ante Ti”. Muchos recordarán que esta cita es la que decimos cuando, durante el servicio se abre el Aron Acodes para sacar la Torá.
Por otra parte, cuando el Arca se posaba decía: “Vuélvete, OH Eterno, hacia las miríadas de millares de Israel”.
A continuación se narra como el pueblo se queja, provocando el enojo del Eterno, que se tradujo en un incendio en el campamento, debiendo Moshé implorar a D’s para que suspenda el castigo. Pero el populacho que estaba entre ellos[3] quería comer carne porque decían estar cansados de consumir el maná. Esto volvió a enojar a Adonai y también a Moshé, quien le reclama a D’s por la carga que le significa ser responsable del pueblo. Ante esto HaShem le dice que reúna a setenta ancianos instruidos, a los que El proveerá también de espíritu profético, para que lo ayuden en la conducción y cuidado del pueblo[4]. Y además, le pide que ordene al pueblo que se santifiquen porque les proveerá de carne que consumirán hasta “que les salga por la nariz” y les resulte repugnante.[5] Mientras comían lo proveído por el Señor, se hizo presente la furia de Éste, provocando una gran matanza entre los codiciosos.
La parashá finaliza con la narración del comportamiento que tuvieron Miriam y Aarón contra Moshé al hablar mal de la mujer de éste último y, además, protestar por el supuesto postergamiento en que los tendría D’s. Tal actitud enojó al Todopoderoso que les hizo ver las diferencias existentes entre ellos. Ya que con Moshé hablaba cara a cara, mientras que con ellos no se había aparecido siquiera en sueños, como lo hacía con los profetas.
Como castigo, Miriam se convirtió en leprosa[6]. Al ver esto Aarón le solicitó a su hermano que intercediera ante D’s para que perdonara su actuar imprudente. Adonai accedió pero no antes de que Miriam cumpliera siete días con el castigo, fuera del campamento.
Es sabido que la Torá es fuente inagotable de enseñanzas. Por supuesto esta parashat contiene varias. Veamos algunas:
a) El valor de la humildad, encarnada en Moshé y en los ancianos Eldad y Medad.
b) El castigo a la maledicencia(lashón hará), que afectó a Miriam y Aarón respecto a su cuñada Zípora..
c) La importancia de que las comunidades sean organizadas, con conciencia de sus responsabilidades y respondiendo al llamado de sus líderes. (Orden de desplazamiento y tareas de las tribus y convocatoria de las trompetas)
d) El sentido de pertenencia, manifestado en el rechazo de Ytró a la invitación de Moshé para disfrutar con ellos de la Tierra Prometida, prefiriendo regresar a sus lares.
e) La necesidad de poder interpretar lo que D’s quiere de nosotros y, en virtud de ello, poner todos nuestros sentidos, intelecto y fuerza para el cumplimiento de la voluntad divina. (Lo que se desprende de los versículos relativos al encendido de la Menorá)
f) Entender el sentido y raíces de nuestros servicios de culto. (Palabras de Moshé al ponerse el Arca en movimiento)
g) Poner nuestras ambiciones en la perspectiva adecuada, valorando lo trascendente, y aceptar las eventuales restricciones que debamos enfrentar en la vida. (Escena de las codornices)
h) No desesperar frente a inconvenientes coyunturales y pensar que puede haber una segunda oportunidad. (Pesaj Sheiní)
[1] Ytró se nomina también, en las Escrituras, con otros cinco nombres: Jovav, Yéter, Jéver, Quení y Putiel.
[2] En fonética: “Vayehi binsoa ha aron vayomer Moshe, Kuma Adonai veyafutzu oibeja veyanusu mesaneja mipaneja”
[3] Se refiere a los no hebreos que los acompañaron en su salida de Egipto.
[4] Recuérdese que, en su oportunidad, Ytró le recomienda a Moshé lo mismo para ayudarlo a orientar al pueblo y dirimir sus conflictos.
[5] En efecto, la cantidad de codornices que se recogió en la jornada fue enorme. “El que menos recogió apiló diez jomerim”. Es decir unas cuatro toneladas cada uno.
[6] Se recordará (parashatTazría Metzorá), la analogía de la lepra con el lashón hará. Nuestros sabios dicen que maledicencias como esta fue el origen de la enfermedad.