Resumen de la Parashá Beaalotja

 

B´´H

"La carne" de todas las generaciones...

Nuestra Parashá presenta dos escenarios contrapuestos que es importante poder analizarlos para entender el espíritu del mensaje divino al pueblo de Israel en el desierto.

Por un lado encontramos el relato en el cual la gente estaba insatisfecha con el "pan del cielo" (el maná) y demanda que Moshé les provea carne.

El pueblo de Israel recuerda la comida de Egipto y se queja fuertemente frente a Moshé. La respuesta de D’s frente a la situación es tajante y definitiva.

Leemos en el cap. 11, versículos 32,33:

“El pueblo anduvo de un lado a otro todo ese día, toda la noche y todo el día siguiente, y recogió codornices. Incluso aquellos que consiguieron la menor habían recogido diez jómers.
El pueblo las esparció en derredor del campamento.
La carne estaba todavía entre sus dientes cuando el pueblo empezó a morir. La cólera de D’s se manifestó contra el pueblo, y Él los golpeó con una plaga extremadamente severa. “

Ante el pedido del pueblo la reacción de D’s nos muestra el repudio a los valores que todavía permanecían en el pueblo, a pesar de la salida de Egipto.

No hay respuestas timidas, sino la intención de cortar de raíz dicha reacción.

Ante el peso de la queja del pueblo, Moshé designa 70 ancianos, a quienes emana de su propio espíritu, para asistirlo con la carga de gobernar al pueblo.

Leemos en el capitulo 11, versículos 25 a 29:

“D’s descendió en la nube, y le habló a Moshé".

Causó que el espíritu que le había sido concedido a Moshé emanara, y lo otorgó a los setenta ancianos. Cuando el espíritu descendió sobre ellos, cobraron el don de la profecía y no lo perdieron.

Dos hombres permanecieron en el campamento, y el espíritu [también] reposó sobre ellos.

El nombre de uno era Eldad, y el nombre del segundo era Medad. Aunque estaban entre los registrados, no salieron a la Tienda de Comunión, sino que hablaron proféticamente en el campamento.

Un joven corrió a decirle a Moshé: “¡Eldad y Medad están hablando profecía en el campo!”, anunció.

Iehoshúa hijo de Nun, el asistente escogido de Moshé, habló. “Mi señor Moshé –dijo–. ¡Detenlos!”.

“¿Estás celoso por mí? –Replicó Moshé–. ¡Tan sólo desearía que todo el pueblo de D’s tuviera el don de la profecía! ¡Que D’s les confiera Su espíritu a [todos] ellos!”.

Aquí aparece el otro escenario de la Parashá que se refleja en que el espíritu de D’s se posa y algunos hombres como Eldad y Medad, sin esperar de Moshé les otorgue espíritu profético, sino que por iniciativa propia, comienzan a decir verdades al pueblo.

La reacción de Moshé, mostrando su deseo de que todo el pueblo fuera profeta, nos marca el grado de importancia de que la palabra de D’s no sea monopolizada por algunos pocos, sino que sea un pueblo de “profetas”.

Frente a los “profetas” falsos del retorno a Egipto por el ansia de los bienes materiales, se alza una profecía que implica reafirmar los nuevos valores de la modestia y la sencillez.

Eldad y Medad no son reprendidos por Moshé, porque anuncian el futuro promisorio de un pueblo que debe sustentar sus ideales en la negación de toda ambición material extrema y la oportunidad de generar una nueva cultura que desafié a la “carne “de Egipto y la “carne” de todas las generaciones.


Shabat Shalom U Mevoraj

Gustavo Kelmeszes
Rabino Círculo Israelita de Santiago.


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