Resumen de la Parashá Behar - Bejukotái

 

B´´H

El exilio en nuestros días…

En nuestra Parashá Behar Di-s le comunica a Moshé las leyes del año sabático. Cada séptimo año, todo el trabajo en la tierra debe cesar, y su producto debe ser dejado libre para que lo tomen todos, tanto seres humanos como animales.

Siete ciclos sabáticos son seguidos por un quincuagésimo año, el año de jubileo, en el cual también cesa el trabajo en la tierra, todos los sirvientes son enviados libres y las propiedades ancestrales en la Tierra Santa vuelven a la posesión de sus propietarios originales.

En la Parashá Bejukotái Di-s promete que si los Hijos de Israel observarán sus mandatos, disfrutarán de prosperidad material y vivirán seguros en su tierra. Pero también da una dura “reprimenda” advirtiendo sobre el exilio, la persecución y otros sufrimientos que les ocurrirán su abandonan su pacto con Di-s.

Sin embargo, “Aun entonces, cuando están en la tierra de sus enemigos, no los aborreceré ni los despreciaré como para destruirlos y anular Mi pacto con ellos; pues Yo soy el Señor, su Di-s”.

¿Cuál es el merito de un pueblo que abandona el pacto con su Di-s?

Leemos en el capítulo 26:

42 Entonces Yo recordaré Mi pacto con Iaacov y recordaré también Mi pacto con Yitzhak y Mi pacto con Abraham. Y también recordaré la tierra — Aparece una mención al recuerdo del pacto de nuestros Patriarcas y no se nombra el Pacto de Sinai, que aparentemente es el más importante ya que fue realizado con todo el pueblo.

¿Cuál es la razón?

Aquí podemos ver un retorno al pacto familiar que inicio el trayecto de nuestro pueblo.
Nuestra Parashá parece querer decirnos que en el momento de máxima desesperación en el exilio, debemos retornar a los valores familiares que son los fundamentos de nuestra fé.
Es la misma razón por la cual en el aniversario de la creación del mundo, en Rosh Hashaná, leemos en la tora el nacimiento de Yitzhak y no el relato de la creación.

Nuestro renacimiento se debe dar en el seno familiar y es allí, donde se renueva el pacto fundacional.

Cuando perdemos de vista el valor fundamental que implica el aprendizaje de nuestra tradición por medio de los padres a los hijos y lo delegamos en Instituciones, lease el colegio, la sinagoga u otras instituciones, estamos desertando de nuestra función como portadores de una tradición que debemos transmitir a nuestros hijos.

El exilio que nos habla la Parashá no es un exilio físico solamente, sino un exilio de la labor como padres que no asumen el pacto de nuestros patriarcas como propio y pretenden reducirlo a una formalidad.

Leemos en el versículo 45:

“…Recordaré en favor de ellos el pacto con sus antepasados, a quienes saqué de Egipto ante los ojos del mundo para ser Elokim de ellos. Yo soy Tu Di-s."

Aquí entendemos el nexo entre nuestros Patriarcas y el Sinaí.

El pacto inicial es condición para la renovación del Pacto de Sinai. El pacto colectivo es una reedición del pacto familiar y no al revés.

Cuando pensamos en nuestro judaísmo en términos de masividad, la Parasha nos enseña que el hogar judío es el único reaseguro duradero del pacto de nuestro Di-s con el pueblo de Israel.

Shabat Shalom U Mevoraj

Gustavo Kelmeszes
Rabino Círculo Israelita de Santiago.

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