Resumen de la Parashá Balak

 

B´´H

La palabra omnipotente...

Balak, el Rey de Moab, cita al profeta Bilam para maldecir al Pueblo de Israel.

En el camino, Bilam es golpeado por su asno, que ve el ángel que D”S envía para detenerlos antes que Bilam.
Tres veces, desde tres diferentes lugares, Bilam intenta pronunciar sus maldiciones; en cambio, cada una de las veces, pronuncia bendiciones.

Cuenta el midrash (BeMidbar Rabá 20, 4) que, al ver acercarse a Israel, los moabitas fueron a preguntar a sus vecinos midianitas acerca de la personalidad de Moshé.

Moab sabía que Moshé Rabenu había crecido en Midián. Fue justamente por ello que la información suministrada por Midián resulta crucial para el desarrollo posterior de nuestra Parasha.

Los ancianos de Midián informaron a los moabitas que la fuerza de Moshé residía en su palabra. Y fue así que Balak, rey de Moab, decide luchar en el ‘terreno fuerte’ de Moshé y contrata a Bilam el hechicero, un hombre dotado de espíritu profético y del don de la palabra, para maldecir y derrotar al pueblo de Israel.

‘Sé que al que bendices es bendito, y al que maldices, es maldito’ (BeMidbar 22, 6) envió a decir Balak al hechicero a fin de tentarlo para llevar a cabo su plan.

Los Sabios nos explican que Bilam sabía que el poder de D”S para evitar las maldiciones al pueblo de Israel era extremadamente superior a sus fuerzas y que seguramente le impediría llevar a cabo su tarea. Es más, la primera vez que es invitado a maldecir al pueblo, Bilam no va por indicación de D”S.

Luego es tentado con riquezas y bienes y el decide ir a maldecir al pueblo de Israel.

A primera vista estamos tentados a explicar que Bilam fue esta vez por la ambición material.

Una explicación diferente es posible: Bilam no se animo a decir que no sabía frente a la exigencia de Balak.
A esto posiblemente se haya referido el Talmud cuando dijo: ‘Lamed Leshonja Lomar Eini Iodea, Shema Titbade VeTeajez’. ‘Enséñale a tu lengua a decir ‘No sé’, no sea que seas presa de tu engaño’ (Berajot 4a).

Esta apreciación se confirma cuando D”S que no quería que Bilam vaya a maldecir al pueblo de Israel, dispuso a un ángel en su camino con una espada en su mano.

Bilam iba montado en una burra, y el animal al ver al ángel parado en el camino se corrió y comenzó a andar por el campo. Y Bilam, nervioso porque el animal se le escapaba, lo golpeaba…

La burra sabía que el ángel de Di-s estaba delante de él; el profeta estaba ciego.

Fue entonces que D”S descubrió los ojos de Bilam y al ver al ángel parado delante suyo y entender lo que había ocurrido dijo: ‘Jatati Ki Lo Iadati’. ‘Pequé porque no sabía que estabas parado delante de mí’.
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Para Bilam el no saber era un pecado y cayó preso de su omnipotencia, a pesar que sabía de antemano que su cometido no tendría el éxito esperado.

El poder de la palabra que le adjudicaban a Moshé no residía en creer que todo lo sabía, sino que el mismo provenía de D”S.

La utilización de las palabras hoy en día corre un riesgo: colocar al hombre en el centro del universo y desplazar a D”S Del mundo.

Constantemente estamos tentados por “el mal de Bilam” Que se expresa en la necesidad de demostrar con nuestras palabras que podemos y sabemos todo.


Shabat Shalom U Mevoraj

Gustavo Kelmeszes
Rabino Círculo Israelita de Santiago.


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