Resumen de la Parashá Ki Tetzé

 

B´´H

"Leshaper"-mejorar nuestra vida-el pedido del Shofar.

La Parashá de esta semana, Parasha Ki Tetzé, menciona uno de los preceptos más incomprensibles de toda la Torá, la Halajá de la Iefat Toar, de la mujer bonita que fue tomada como prisionera en el campo de batalla.

¿Qué pasaba si algún hombre judío se enamoraba de aquella bella prisionera? La Torá permite el matrimonio del judío con esta mujer idólatra, pero le hace esperar un poco para el ansiado Le Jaim. La mujer era ingresada a casa del hombre, debía afeitarse su cabeza, debía dejar crecer sus uñas, cambiarse su vestido de cautiverio y llorar a su padre y a su madre durante treinta días.

Para reiniciar su vida, la mujer debía tomarse treinta días. Debía examinar su pasado, su idolatría (representada aquí por su padre y por su madre, quienes la educaron por ese camino) y recién allí ingresar en el pueblo judío.

El Zohar, piedra basal de la mística judía, vincula estos treinta días de llanto e introspección de la mujer cautiva con el mes de Elul, el mes previo a Rosh Hashaná que dedicamos justamente a ello, a revisar nuestro interior y echar una mirada a nuestro pasado para darle una vuelta de tuerca y enderezar lo que está torcido en nuestras vidas.

Nuestra tradición enseña que no se puede llegar a la sinagoga el día de Rosh Hashaná sin haber hecho los deberes. Hace falta una preparación previa, estudio y reflexión.

No podemos sentarnos en el banco ante la hoja en blanco porque las preguntas son difíciles de responder y si no ejercitamos en casa, difícilmente ese exámen pueda dar buenos frutos.

No se puede llegar al Beit Hakneset en Rosh Hashaná y decir: ‘¡Que suene el shofar!’. Jamás dará resultados...Sólo podrá tener éxito quien se confronta seriamente con sus errores, quien sabe mirar al pasado y quien no se avergüenza al examinarse.

Quien se toma ese mes, como la mujer Iefat Toar de la Parashá, para mirar atrás y reconocer los aspectos de su vida que estaban errados, porque los frutos de su nueva vida nacerán justamente de los errores y de las grietas que tenía su pasado.

Así también, los frutos de nuestro nuevo año que iniciaremos en pocas semanas, nacerán como producto de aquellas grietas que durante Elul estaremos examinando y corrigiendo.

Atrevámonos al desafío de rectificar nuestra alma.

Nuestro Shofar nos pide “Leshaper” –mejorar nuestra vida –y tomarnos estos últimos días del año para renovar nuestro corazón.

Shabat Shalom U Mevoraj

Gustavo Kelmeszes
Rabino Círculo Israelita de Santiago.

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