Resumen de la Parashá Vaetjanan

 

B´´H

Tiempo Presente…

Moshé le cuenta al Pueblo Judío cómo le imploró a Di-s que le permita ingresar a la Tierra de Israel. Di-s se negó, pero le indicó que ascienda una montaña para ver la Tierra Prometida.

Leemos en el cap. 3, vers 23:

En ese tiempo le supliqué a Di-s …

Nuestros sabios se preguntan ¿por qué no invoco para convencer a Di-s sus buenas acciones del pasado, como un modo de apoyar y sostener su deseo de entrar en la tierra prometida?

Rashí responde que los Tzadikim no se apoyan en las acciones pasadas para pedir o rogar a Di-s.

El merito de lo hecho hasta ese momento es insignificante frente a cuál es su actitud en el presente.

Resaltar la necesidad de continuar una vida meritoria sin la necesidad de apoyarse en el pasado, nos revela una concepción judaica profunda: No vivimos de los meritos de nuestros padres sino que cada uno se debe hacer cargo de su conducta presente.

De igual manera no nos condenan los pecados de nuestros padres, sino que somos juzgados por lo que hacemos hoy en día.

Moshé no relato todo lo hecho hasta ese momento, sino que suplico por su futuro, suponiendo que nada de lo hecho hasta ese momento era suficiente para que la balanza se inclinara para su lado.

En la literatura Talmúdica está llena de ejemplos de personalidades (como el Rey Jizkiahu) que querían basar sus meritos en acciones de sus antepasados y no son bien apreciados por nuestros sabios.
Nuestro judaísmo nos presenta el desafío de presentarnos delante de nuestro Di-s en tiempo presente y de manera personal.

Los meritos son intransferibles y cada uno puede y debe revisar continuamente sus acciones en el tiempo que le ha tocado.

¿Cuáles son los meritos de nuestra generación?
¿Cuáles son las diferencias con las generaciones pasadas?
¿Cuáles son los aportes genuinos de nuestra generación que nos permite inclinar la balanza a nuestro favor?

Estas preguntas nos desafían a revisar nuestro trabajo en pos de un judaísmo vigente y con una visión hacia el futuro.

Moshé no posaba su mirada en el pasado, sino en los desafíos futuros que tendría la nueva generación.
Repensar nuestro judaísmo diaspórico implica salir de los paradigmas anteriores y buscar nuevas estrategias para que nuestras familias sientan que la visión judía Masorti es algo palpable en sus vidas.

La religión se transformara en reliquia sino captamos la necesidad de revitalizar nuestra adhesión a principios que creemos fundamentales para nuestras vidas.

Continuando con su “repaso de la Torá”, Moshé describe el Éxodo desde Egipto y la Entrega de la Torá, declarándolos eventos sin precedentes en la historia de la humanidad. “¿Alguna vez ocurrió este gran evento, o algo similar alguna vez se oyó? ¿Alguna vez un pueblo escuchó la voz de Di-s hablando desde el fuego...y vivió? ... Tú viste, para saber, que Di-s es Di-s y no hay otro excepto Él”.

Nuestra Parashá también incluye una repetición de los Diez Mandamientos, y los versos del Shemá que declaran los fundamentos de la fe judía: la unicidad de Di-s (“Escucha Israel, Di-s es nuestro Di-s, Di-s es uno”).
No es casual que dichos principios se repitan en nuestra Parashá, ya que nos hablan de la plataforma de lanzamiento valórica que nos permitirá pensar un futuro ligado a nuestro pueblo.

Ni los meritos del pasado ni las futuras promesas de religarnos a nuestro judaísmo nos permitirán vivenciar un judaísmo vibrante y comprometido con su tiempo.

Es el presente y allí esta nuestro foco..


Shabat Shalom U Mevoraj

Gustavo Kelmeszes
Rabino Círculo Israelita de Santiago.

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